lunes, 29 de junio de 2015

Recuerdos de una Geisha

Hace justamente tres años me abrió la puerta una mujer muy guapa, y la más alta que había visto en mi vida. Eva, me dijo que se llamaba; desplegaba la clase de ternura y sensualidad a la que yo no estaba acostumbrada y que por supuesto, nunca había visto. En las entrevistas de trabajo que había realizado hasta entonces jamás nadie me había dado dos besos ..... simplemente me miraban fijamente a los ojos para intentar acojonarme, y un buen apretón de manos, donde, según dicen, se puede ver la personalidad de una persona.

Estaba acostumbrada a manejar todo tipo de situaciones, pero ahora no se me iba a valorar por mi formación académica, y menos aún por mi experiencia dando masajes.

Eva me dijo que este era un mundo de sensualidad y erotismo, no una casa de putas. Aquí los hombres no vienen a follar, vienen a sentir placer a través del erotismo y de las técnicas tántricas, nada más.... y nada menos, pensé. Aquí tu eres una Geisha, tu eres la diosa.

La primera sensación que tuve fue de excitación y miedo, a partes iguales. Hipnotizada por aquel lugar. Claro que yo quería ser una diosa, claro que quería ser erotismo en estado puro, pero ¿sabría hacerlo?. Eso de dar un masaje en tanga o desnudo, cuando yo siempre me vestía perfectamente uniformada con mi traje de chaqueta, y mis falditas por encima de la rodilla. ¿Que pensarían mis amigos?, ¡!Dios, se me había olvidado!!, ¿Que pensarían mis padres?...No creo que me imaginarán realizando este trabajo, y mucho menos que me pudiera gustar realizarlo. Esa misma tarde de verano de hace tres años fue donde empezó mi excitante aventura.

Aún recuerdo esos días de verano de aquel año en la que nos pasabamos la mayor parte del tiempo conversando. Admiraba a Eva y eso no lo niego.

Una autentica Geisha no nace, se hace, requiere de una maestra, una educación y formación de técnicas sutiles y exquisitas. No todas logran serlo, se necesitan aptitudes muy especiales y sobre todo una perseverancia y esfuerzo.

Siempre he escuchado una frase que he llegado a utilizar yo misma: "¡¡hay que ser una señora en la calle, y una puta en la cama!!" Ahora no estoy nada de acuerdo con esta afirmación. En la calle hay que ser una señora, y en la cama una Geisha. El término Geisha significa arte en movimiento, y ¿no es el erotismo y la sensualidad un arte?.
 Yo misma me noto ahora esa "sensualidad" cuando voy por la calle, noto cómo los hombres se vuelven a mirarme.... y no he cambiado absolutamente nada de mi forma de vestir, ni me he cambiado el corte de pelo, pero si es cierto que mis gestos son más dulces y naturales, mi voz más suave, y mi expresión y mi sonrisa tienen mas paz.

Nunca tuve la oportunidad de darte las gracias Eva, pero en verdad la mitad de Samira te la debo a tí.

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