domingo, 26 de abril de 2015

Momentos eternos

Créeme que no importa.
Un minuto, un año, un siglo.
Pero mientras dure, dime que es para siempre, que vamos alcanzar la eternidad con las raíces que crecen para adentro y desde adentro nos empujan al cristal de la risa, al silencio que late con corazón de pájaro, al chocar con planetas que son nuestros cuerpos juntos recreando el temblor, el universo, el canto.

Yo quiero conocer al chico que colecciona flores y te cuenta cosas.
Quiero conocer al poeta que ama el mar como yo.
Y hojear tus libros  y repisar tus pasos en los jardines que anduvimos, y apretarte la mano viendo una pelicula, y decirte de repente lo mismo que me estabas por decir.

No importa lo que dure.
Vamos a hacer volar a todas las palomas, vamos a hacer repicar las campanas de todos los campanarios.


No importa lo que dure.
Mira, la piel que tu tocaste, la caricia quemando aún mi cintura, ha florecido...
Soy una primavera.
Tú lo hiciste.
Me tomaste la cara entre las manos y tu ternura fue como un viento tibio que barrió todas las hojas secas que poblaban mi otoño seco- invierno frio.
Allí donde las piedras le cerraban la salida a mi soledad, tú hiciste una puerta y por la puerta se metió el sol y de mí nacen ahora las estrellas.

Mi cuerpo es una costa donde tu barco se hunde, donde tu barco muere la arena.
Mar cabrilleando orillas.
Mar galopando dentro.
Furor de hoguera roja quemando el jazminero.
Entonces se desdobla la latitud del alma y se quiebra una fuerza en la fuerza del cuerpo.

No importa lo que dure.
De veras, no me importa.
Esto es tanto, tan mío, es tan nuestro, es tan herida y risa, y cielo al mismo tiempo, que aunque un día te vayas, aunque un día me dejes, aunque lo tuyo se haga astillas de viento, en mí quedará el huerto..., el huerto..., las raíces de lo que en él sembraste, el huerto empecinado en seguir floreciéndose a tu ausencia a tu olvido, a tu adiós.

Y nunca estaré sola, aunque me dejes sola, por que en mi vida recibí tan poco (y lo poco tan triste), que la dicha que tú me das ahora me alcanzará para seguir usándola hasta que de mí no quede nada.

No importa lo que dure.
Pero dime que es para siempre.
Mientras dure deja que tiemble mi carne con leves aleteos de mariposas nuevas.

No importa cuanto dure.
Tan solo sea después la huella de un recuerdo.

Por esos maravillosos momentos que son eternos....
Que podamos disfrutarlos sin pensar en cuanto durarán.




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