viernes, 22 de septiembre de 2017

El otoño y la mujer


Ha llegado el otoño. No suele ser una estación demasiado amada.


Las horas de luz que tanto nos agradan se igualan hoy a las horas de oscuridad y a partir de ahora la oscuridad irá ganando terreno a la luz.



En nuestra sociedad solemos tener miedo a la oscuridad, a lo desconocido. Suele ser un terreno movedizo para nosotras, no nos desenvolvemos muy bien en él.



Pero yo estoy empeñada en aprender a moverme tanto en la luz como en la sombra porque ambas son parte de la vida en la tierra.


Y estoy comprometida en compartirte lo que descubro por que es mi mejor manera de integrar.

Como cada estación, el otoño nos trae hermosos regalos y nos conecta con el camino de vuelta al interior de la tierra. Es hora de mirar hacia dentro, tiempo de comenzar a replegarse.

El otoño conecta también con la madurez de la mujer. Una mujer que se prepara de una forma especial y determinada para recibir las nuevas semillas que más adelante se convertirán en nuevos brotes.

El año se acerca a su término y las lluvias ponen fin al verano haciendo despertar el aroma otoñal de la Madre Tierra tan especial y que nos gusta tanto, el olor a tierra mojada.

Atrás quedó la niña.

Ahora despertamos la sabiduría de la mujer árbol que hunde sus pies raíces en la profundidad de la tierra y se desapega de todo aquello que no le hace libre y feliz.

Y se queda poco a poco desnuda de sus harapos mentales, sociales y físicos… sin vergüenza, sin pudor, sin tragedia… Y su desnudez deja al descubierto las arrugas y cicatrices del camino pero también la sabiduría que otorga el recorrido realizado.
Sólo el árbol que suelta sus viejas y amarillas hojas está preparado para que broten nuevos y renovados tallos.

Cuando una mujer descubre la conexión tan íntima que vive con la Madre Tierra y la naturaleza… cuando aprende a descubrir que los ciclos de la tierra tienen que ver con sus ciclos internos… entonces comienza un autoconocimiento íntimo tan bello que la alegría de ser mujer rezuma por cada poro de la piel y se contagia a cada paso.

Ese ha sido mi descubrimiento reconocer la dakini que dormía en mí y eso es lo que si te interesa quiero enseñarte esta nueva temporada.
 Buen fin de semana...


1 comentario :

  1. Bellas palabras que transmiten serenidad y reflexión, enraizamiento y aceptación de la propia esencia, poderosa esencia, de mujer sensible y autorreflexiva, conocedora de sus propios ciclos conectados con los de la naturaleza. Autoconocimiento en crecimiento y madurez consciente que contagia sensibilidad, presencia y personalidad, paz y equilibrio que empatizan con quien te lee. Naturaleza de dakini, en definitiva. No son las mías, no quieren serlo, palabras halagadoras vacías o por interés, simplemente surgen por el gusto de leerte.

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